ARCÁNGELES, MEAD. EL NIÑO ETÍOPE
Arcángeles, mead.
El niño etíope
no quiere seducir con sus pupilas
color
escarabajo
a los fotógrafos
de National Geographic.
Ni celebrar los goles de la Juve.
Ni conocer el pánico
jovial
en la montaña rusa
de Disneyland
París.
Arcángeles, mead, mead.
El niño etíope
no quiere caminar sobre la luna.
Ni acariciar
un tigre
en el zoológico de Buenos Aires.
Ni protagonizar
este poema,
cojones.
Arcángeles, mead, mead, mead.
1 comentario:
A mear Caballero entonces *
Un beso o 2 !
Como siempre: ENORME sos *
Publicar un comentario