EL ARTE DE ORINAR


Orino en la utopía.
Orino en la sordera de Beethoven.
Orino en la cúpula del iglú sobre la que Luzbel practica yoga.
Orino en las avispas que moran en un guante de boxeo.
Orino en el pulmón de la Ñ.
Orino en el olvido y sus azúcares.
Orino en la Yamaha sin frenos del amor (tan virgen y tan puta).
Orino en la ciudad de los atletas búfalo.
Orino en el número 9.
Orino en el ADN de la melancolía.
Orino en la centaura de senos electrónicos.
Orino en los bigotes felices de Dalí (el genio que escupió sobre su madre momia).
Orino en la precrística antorcha de los Juegos Olímpicos.
Orino en el Kioskero que comercia helados con sabor a verga, lame, lame.
Orino en el artículo 44 (¡cultura es musculatura!) de la Constitución Española.
Orino en la masturbación atómica de los obispos.
Orino en las gárgolas de Notre Dame (que fuman marihuana).
Orino en la cuchara que subes a la boca, apático lector.
Orino en el ojo del culo no pisado de la luna.
Orino en la palabra oxígeno, ¡tan bella!
Orino en mi ataúd (yo, el inmortal).
Orino en tus ovarios, Poesía.

3 comentarios:

Eleanor Smith # dijo...

No dejes de orinar nunca.
La poesía te aclama. Siempre.

Un beso o 2 #

Eleanor Smith # dijo...

Andrés Serrano. Uno de mis fotógrafos preferidos.
Qué bien ;)

Jesús Cobos dijo...

meón!