GÉNESIS DE UNA VIRGEN

Vestida de valor, se desnudó. Negó la mente. Entró en el manicomio del abrazo. El chico -negros ojos, bíceps rubios- la penetró una y otra vez, con navajazos amables al principio, con cuchilladas rudas al final. Gimió líricamente, igual que una libélula. Por vez primera hizo el amor. Ya nunca morirá. Está salvada. Los místicos -lo mismo que los ácratas- lo saben. Desde aquella noche es una virgen.