ODIO LAS TETAS GRANDES


Odio las tetas grandes
como balones
de fútbol.
Es ver
dos siliconas,
aquí o allá, en la playa,
el porno, la mitología astral...
y enfermo, muere el sur,
llora Beethoven.
Mierda al quirófano.
Mujer artificial, conmigo no.
Hay que quererse
un poco.
Con naturalidad.
Hay que curarse de la superficie,
de la terrible máscara,
del oleaje.
Menos teatro y más buceo.
Más poesía.
Más ki
Hay que educar el alma:
la imperfección
os hace bellas, diferentes, únicas.
Importas tú:
no el canon de belleza,
esa frivolidad de las estatuas.
Sonríele al espejo: sonreirá.
Que sí, joder. Seguro.
Ámate.
Sé la que eres.
Descubre el arco iris interior.
Odio las tetas grandes
como balones
de fútbol.
Es ver
dos siliconas
y ¡coño! no me tienta echar un polvo
sino emular a Messi:
pisarlas, patearlas,
meterle un par
de goles
al diablo de las putas apariencias.
Yo quiero la verdad, no el arquetipo.
Yo quiero la mujer,
no el maniquí.

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