Correré por la Gran Vía
en pelotas, con un par,
sin temor a terminar
con el pie en comisaría.
Puro tigre y osadía,
en un plus de rebeldía
besaré a la policía.
Nadie me podrá negar
el placer testicular
de ser libre por un día.
EL TIGRE DEL DESEO, NO LA ROSA
Voy a negarme a la poeticidad y a dedicarme a dar besos en prosa, que el tigre del deseo, no la rosa, está selvatizando la ciudad.
El verso sucio y la virilidad son cuanto brindo a la mujer hermosa, yo, el canto de la mala mariposa que vuela hacia la puta libertad.
Al fuego de una vida licenciosa y al triste don de la felicidad, no aspiran los demonios a otra cosa.
Desnúdate, y abraza mi verdad: me rindo al sexo, luz maravillosa y no al amor, esa monstruosidad.
SÉ QUE NO LEES POESÍA NI BORRACHA Sé que no lees poesía ni borracha y que te suda el coño este soneto, y, sin embargo, guapa, acepto el reto, que amar es un gran verbo, y no se tacha. Sé que te va la acción, triste muchacha, y, aunque no te lo creas, te prometo que gana el bardo con el alfabeto más guerras que el vikingo con el hacha. A ver si, recitándote al oído, avivo en ti la literaria llama y no me matas de prosaico olvido. A ver si, tras jurarte musa y dama, te quitas para mí el puto vestido y mojas con metáforas mi cama.