HIMNO A LA CARNE

....................a Víctor Manuel Pérez Mateos

El marinero inglés
que se masturba sudorosamente en mitad del océano
y que no cesa de decir: … up and down, up and down, up and down

El peluquero hindú
que afila la navaja con majestuosidad
mientras recuerda los sedantes pechos de Beatrice,
la turista italiana que tras el coito pronunció mercurialmente:
Il silenzo è un atto d’amore.

El taxista cubano
que, lejos de la sal y de los ángeles, enfermo, apocalíptico,
mas tierno y bonachón,
goza de una nipona en un hostal barato
mientras en el megáfono suena la siempre melancólica Edith Piaf:
je vois la vie en rose

El sastre etíope
que visualiza hermosos cuerpos
mientras trabaja con paciencia telas milenarias
tarareando sorprendentemente: ... carpe diem carpe noctem ...

El universitario griego
que ha bebido conmigo hasta caer desnudo entre mis brazos penetrantes
y, cerca ya del éxtasis, como quien muere alegre,
susurra a mis oídos con perfecto español:
Zeus existe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

También el poeta que, en su castillo, en sus brazos el otro poeta, tras el éxtasis, le susurra: "nunca nos hemos ido, siempre hemos estado aquí". También David Vegue, mitad rockero inglés, mitad poeta griego, entre mis brazos, en mi castillo, tras el éxtasis, diciéndome: "lo siento, pero conozco a otro, con apellido de pan, más hombre que tú".

Anónimo dijo...

Caben en una maleta; los dos llevan capa. Procura que aparezcan desmejorados, casi risueños.